lunes, 4 de agosto de 2014

Visitas Inesperadas!

Capítulo 41
Después de que a Amaranta le dieran el visto bueno para irse a casa Lucas le pregunto si tenía lo necesario en la casa para hacer comida decente, a lo que ella le dijo que solo le faltaban algunas verduras, Lucas compro comida para un batallón había hablado con el doctor y le dijo que no estaría mal que la madre se alimentara un poco más y mejor de lo que ya estaba comiendo, cuando llegaron a casa él le dijo que se fuera a acostar y que le dejara cocinar algo para mimar a sus dos amores.
-Bueno pero será mejor que no se te haga una costumbre Lucas Almeida porque si no me volveré una malcriada y tu hijo igual.
-Me da igual siempre y cuando te tenga a mi lado seré feliz.
-Yo igual pero a este ritmo terminare hecha una bola.
-Pero serás una bola muy querida mi vida- Lucas supo en el mismo instante que las palabras salieron de su boca que no habían sido las correctas ya que un almohadón paso muy cerca de su cabeza.- Pero amor solo digo la verdad, tu eres la luz de mis días y siempre lo serás.
-Sí y tú eres mi doctorcito preferido todo mío y solo mío,  pero no me gusta saber que volveré a estar gorda otra vez.
-No serás gorda estarás llena con mi hijo y porque si mal no recuerdo la hormonas de tu cuerpo no hacen más que aumentar un apetito que solo yo puedo satisfacer y también el que le vayas a dar de mamar a nuestro hijo tus pechos se volverán más grandes y creo que no querré compartirte con mi hijo.
-Lucas que palabras más lindas pero si ahora mismo no paras de hablar opción 1 me harás llorar otra vez y opción 2 te hare el amor aquí mismo.-dijo muy picara había echado tanto de menos a su potro que una cabalgada era justo lo que necesitaba.-   
-Mmmm en ese caso voto por la opción número 2, pero primero te daré de comer.
-Sí, porque por dios que este angelito me pide comida.- dijo mientras se volvía a la bandeja que Lucas le había traído-. Por cierto la señora de la cabaña me dijo que en la cabaña vecina mañana llegara una familia a pasar el fin de semana así que no estaremos tan solos como quisiéramos.
-Sí pero igual está bien alejada de nosotros.
-Sí, pero yo quería usar el jacuzzi que está en el patio contigo y con personas y más si hay niños cerca no podremos.-dijo con un puchero-. Pero ¿sabes dónde me encantaría hacer el amor contigo?.
-Ilumíname.- dijo con toda la seriedad que pudo-.
-En frente de la chimenea en una noche donde la lluvia sea nuestra única compañía, donde sólo nuestros cuerpos hablen del amor que nos tenemos.- dijo mientras apartaba la bandeja y comenzaba con los botones de la camisa de él-. Pero primero tengo una pregunta, ¿Quién te  dijo dónde estaba?.
Lucas que estaba tan embrujado por lo que decían sus palabras que logro un tanto en reaccionar y soltar una risotada solo a su bruja se le ocurriría hacer una pregunta así en estos momentos.
                -Fácil tú madre.
                -No me lo puedo creer, nunca más volveré a confiar en ella.
-Bruja no puedes hacer eso tú madre te quiere y quiere lo mejor para ti y también yo le suplique muchas veces que si sabía algo que me dijera dónde te encontrabas porque sabía que sin ti mi vida no tenía sentido.
-Oh cariño la mía tampoco.- dijo mientras le acariciaba el rostro que tanto amaba-. Pero entiende que Amaia nos tendío a ambos una trampa y yo creía que habías cedido ante su hechizo.
-No mi vida porque bajo el único hechizo que he caído fue el que me lanzo una bruja de cabellos negros.-dijo mientras unía sus labios con los de su brujita-.
-¿Por qué supongo que con Amia no pasó nada?
-No mi vida porque apenas me toco caí rendido pero de un sueño por culpa de los tragos que me había tomado intentando ahogar mi pena de ver a mi amada con el estúpido de su jefe.
-Lucas desde ahora en adelante no pienso arrancar de los problemas y espero que tú tampoco.
-Te lo prometo desde ahora en adelante seamos sinceros el uno con el otro.
Sellando su acuerdo Amaranta se dedicó a terminar su labor con la camisa de Lucas mientras volvía al ataque con la blusa que llevaba Amaranta, cuando llego al sostén lo desabrocho muy despacio dándose cuenta que el embarazo ya había empezado a cambiar los pechos de su mujer para prepararlos para su hijo, siguió descendiendo hasta que llego al vientre donde se arrodillo y lo lleno de besos, si esa noche había logrado que su mujer lo dejara entrar otra vez en su vida por dios que aprovecharía esa oportunidad y esa noche fue la elegida para una épica reconciliación entre los amantes.
A la mañana siguiente Lucas fue el primero en despertar, miro a su mujer quien estaba con el cabello esparcido por toda la cara y la almohada pero más bella que nunca con su vientre lleno cuando sin mediar palabra se levantó corriendo al baño, Lucas la siguió
-Cariño, ¿estás bien?
-¿Te parece que estoy bien Lucas?
-Dime en que te puedo ayudar.
-En nada esto es lo que me hace tú hijo cada mañana, así que nada puede hacer.
-¿Ahora es mi hijo ya no es nuestro?  
-Solo cuando me hace despertarme así será tu hijo.- dijo mientras reía y salía del baño-. Ah   y cuando se porte mal en el colegio también será tú hijo.
-No siempre será nuestro.- dijo mientras le daba un beso en el pelo-. Porque mientras te duchas yo te preparo el desayuno.
-Mmm por eso te amo.
-Yo igual te amo mi vida.
Cuando Amaranta termino su ducha estaba terminando de vestirse para ir a tomar desayuno con Lucas cuando sonó el timbre de la puerta, como ya le habían informado que llegarían nuevos huéspedes por el fin de semana pensó que serían ellos pero no contaba con que se encontraría de nuevo con él.
                -José, ¿qué haces tú aquí?
-¿Lo mismo podría preguntarte yo ti?, no me digas que ya abandonaste a ese doctorcito de poca monta.-dijo mientras la miraba de pies a cabeza demorándose en su vientre que cubrió protectoramente-.
-Pues claro que no y ahora contesta.
-Fácil vine con mi familia a pasar unos días me recomendaron por aquí porque es de lo más tranquilo y quería ver si tienes el número de la dueña ya que no hay agua en la cabaña.
-Claro espera.
Mientras Amaranta iba en busca del número Lucas salió de la cocina sin polera y con jean y se congelo cuando vio a ese imbécil parado en la puerta.
-¿Qué demonios haces tú aquí?
-¿Que te importa a ti doctorcito?
-No te quiero cerca de mi mujer imbécil.
-No sabía que se hubieran casado, pero no te preocupes porque esa barriga que tiene me tinca que no es aire lo que la llena.- dijo con sorna-.
-Exacto ella es mía, mi mujer de la cual no te quiero cerca, ¿me explico?
-Con toda claridad.- aunque con sus ojos le decía una cosa completamente distinta-.
-Aquí está el número, ah Lucas él solo venia por el número de la dueña de la cabaña ellos son los nuevos huéspedes.
-Si ya me lo había dicho.- dijo mientras tomaba a Amaranta por la cintura con gesto posesivo-.

-Bien yo me voy buenos días.-dijo mientras salía con una sonrisa en la cara había encontrado el nidito de amor el fin de semana no podía empezar de mejor manera aunque ese pequeño bastardo que esperaba Amaranta era un estorbo en el camino...